Prólogo libro Espacios infinitos

Prólogo libro Espacios infinitos
Por Gaciela Amalfi, escritora Argentina.

“Espacios infinitos”

Miguel Angel Acuña, al comienzo de este poemario, escribe "vivir, amar, morir de eso se trata la vida", y es esto lo que encontraremos al leer cada renglón.

Recorriendo las páginas de su libro podremos chocarnos con tristezas, desencuentros, ausencias, penas y dolores.

Y al mismo tiempo, podremos abrazar al amor más puro y a la esperanza. Todos estos sentimientos aparecen como en "espacios infinitos" en donde cada lector dejará parte de su alma.

Leeremos a un “poeta dormido" —como se titula uno de los poemas— quien sabrá contarnos del mar, la lluvia, la música, las flores salvajes y, por encima de todo esto, estará la Mujer. La Mujer con mayúsculas. Esa Mujer que Miguel Angel venera, ama 
y acaricia en cada letra.

Es imposible separar a Miguel Ángel del amor. Él ama a la Mujer y la envuelve con su poesía, la hace suya en la poesía, la transforma en poesía.

Vale la pena transitar por el camino que nos marca toda la poesia de Miguel Ángel : es pura, sincera y sale del alma. Es frágil como un cristal, y al mismo tienpo, fuerte como  una roca.

Miguel Ángel tiene la particularidad de 
 hacernos escuchar nuestra voz interior para que con su eco. descorramos la cortina de lo incierto y lo tengamos bien a mano. Miguel Ángel al escribir utiliza palabras que
usamos todos los días, pero él las acomoda como en un pentagrama para hacérnoslas oir con una acústica que halaga nuestros oidos. Esas palabras sabrán hacerse —como escribí antes— mujer, mar, lluvia, música, flor…

Una sintonía de letras que nos internará en los más profundos sentimientos.

Personalmente, leer a Miguel Ángel Acuña me sumerge en una sensibilidad distinta. Una sensibilidad que acuna mi alma. La acaricia y la abraza.

No dudo de que cada verso quedará tatuado en la piel del lector. Cada verso correrá por las venas, penetrará por las entrañas. Cada verso se retorcerá para hacernos sentir la poesía desde lo profundo, desde la emoción más pura y genuina. Cada verso envolverá nuestros sentimientos para dignificarlos. Cada verso podrá ser pronunciado por nuestros labios, una y otra vez, hasta llegar a tocar nuestra luna, nuestro sol, el firmamento todo.

Cada lector, solo y con su alma abierta, permitirá que esta poesía penetre en lo más hondo de su piel. No dudo que la trasvasará y logrará llegar a lo más íntimo de cada uno.

Le doy paso al lector para que se interne en la poesia de Miguel Ángel Acuña, sin guias ni indicadores. Sólo se requiere un corazón abierto, permeable y absorbente.

Graciela Amalfi, escritora Argentina.



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