La visita


La visita

Caminé despacio, una tarde...
Sin agitar el viento,
Entré en aquel descanso
Dónde se congela el tiempo.

El lugar sombrío, como un páramo
Que ante mí se ofrecía
Sin saberlo
La Isla me estaba invitando a estar en sintonía
Con la serenidad de las Almas.

Las copas de los árboles
Apenas se movían.
Para cada una
Destiné un breve relato
Y para los que no
Un solemne silencio.

Ellas eran las cruces olvidadas.

Autor: Miguel Ángel Acuña Márquez – Vientoazul ©

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