Y me encontré caminando...
Y
me encontré caminando...
Y
un día...
Me
largue a caminar,
sobre
los diminutos
granos
de arena,
calentados
por el Sol.
Sin
pensarlo siquiera.
No
habiendo
motivo
aparente.
Como
única brújula,
mi
andar,
sin
misterio,
sólo
saber
que
estoy ahí.
Como
único deseo,
ser
solo yo y
la
naturaleza.
Para
qué preguntarnos tanto,
a
veces es bueno
encontrarnos,
a
nosotros mismos...
Y
sentirnos en armonía.
Sin
mentirnos.
Sin
falsas promesas.
Sin
diálogos sordos.
De
fondo el arrullo del Mar,
que
nos corre.
De
lo alto
el
volar de las gaviotas,
pintadas
en movimiento,
sobre
el cielo celeste
con
algodones.
Dejo
poco a poco,
las
playas circundantes.
Y
transito por otras más lejanas,
parecen
interminables.
Mientras
camino,
una
manada de caballos,
espera
trotar.
Recibo
la serenidad,
sin
preguntarme nada
y
me detengo.
Es
momento de volver
sobre
mis pasos.
♣ Autor:
Miguel Ángel Acuña Márquez – Vientoazul ©
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