Alma de cristal








Alma de cristal


Prólogo:

A veces transitamos por este mundo, sin honrar la vida, como si nos pesara el día a día,
De manera irresponsable. Mirándonos sólo el ombligo. Sin darnos cuenta de lo que
realmente está en juego.
Reunión con amigos
Lo pasamos tan bien, que la reunión de amigos,
Pareció más corta de lo que realmente duró.
De pronto todo quedó atrás.
Casi, sin darme cuenta, los momentos de festejo pasaron.
Poco a poco se me fueron cambiando los planos.
Más rápido de lo que pude asimilar.
Detrás de la última copa recordaba que hubo otras,
Casi estoy seguro.
Más juro por mi memoria que no fui consiente,
Sé que me conozco, porque la pena es proporcional al problema o
la alegría desfachatada se adueña de uno, casi sin culpa.
A veces, el pozo donde uno queda atrapado, está lleno de largos momentos de caída
libre, en apariencia, sin retorno. En fin, cuando despierte, veré el tenor de mi existencia.
Si puedo evaluaré los daños y seguiré adelante.
Es como si habitara dentro de mí, otro ser,
que no concuerda con el físico real único, naturalmente indisoluble.
Algo así, como si despegara uno del otro.
O como si el Yo consiente dejara atrás el cuerpo físico
Y entonces, me olvidaba de él. Así desfasado, uno eyectado de otro.
Sentí que las piernas me pesaban demasiado.
Caminaba al lado de la gente y se apartaban al mirarme.
Traté de mantenerme en forma lineal. Aunque eso requiera algunos ajustes.
Una alegría tragicómica se había apoderado de mí.
Avancé hasta la playa de estacionamiento.
Me sorprende haber encontrado el auto. Temía no poder hacerlo.
Abrí la puerta y encendí el motor. Lo real era que debía tener cuidado,
ahora más que nunca. Emprendí entonces el regreso a casa, sin prisa.
Esto fue lo que me realmente me ayudó, creo a no accidentarme.
Dormí profundamente. Quedé tendido en la cama de mi cuarto, aún vestido.
Por el resto de la noche.
Cuando llega el alba
Al otro día, al despertarme, ya avanzada la mañana, escuché por radio, sobre un
accidente, donde una persona alcoholizada, había atropellado a una joven pareja, que
esperaba el colectivo, subiéndose sobre la vereda.
La zona del accidente era la misma, la hora cercana, comprendí que mi automóvil había
pasado por allí.
Realmente no recordaba el regreso con claridad.
Aunque no lo crean, bajé a revisar el vehículo.
En esos minutos, golpearon la puerta de entrada. Mi corazón parecía salirse del pecho.
Acudí pensado lo peor. El abrir me pareció una eternidad. Aunque en cambio, suspiré
gratamente.
Era mi compañera, quiso darme una sorpresa, y llegó sin avisarme.
Al verme preocupado, preguntó que me pasaba. Por supuesto minimicé el hecho.
Por fortuna esta vez, no fue mi hora fatídica, mi auto estaba totalmente sano.
Ahí me di cuenta, que podría haberme ocurrido lo mismo.
Recién entonces hice cable a tierra. Di gracias, mirando al cielo.
Y me prometí no tomar más sin control.
Epílogo
Pero, pudo a él ocurrirle lo mismo. ¿Habrá prometido vanamente, no tomar más…?
Sólo cuentan los hechos: Alguien murió y alguien irá preso. Sólo que esta vez, le paso a
otro.
FIN



Dedicado a: Francisco Laureano(T)
(Hijo de inmigrantes italianos, ''Amigo de la uva'' y muy buena persona)
Lo que dejamos en el pasado, es tan sólo eso, y como tal, inmodificable.
Sembrar en el día a día, para tener un mañana mejor. Vientoazul

Libro: Penumbras en la oscuridad - editado por Tahiel Abril 2016

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Ema

Cavilaciones de una tarde de Noviembre

El Intruso