Una tarde en Buenos Aires
Escuche tus pasos y la alegría invadió mi ser.
Las luces se van ocultando detrás de la ventana.
Me dejé llevar, el momento era perfecto, no pensé otra opción mejor.
En la intempestad de tu ser me vi reflejado.
De eso no tengo dudas.
Como vino añejo te tomé poco a poco.
Dibujando en las paredes de la sala nuestros gozos y sombras danzantes.
Yo serví tu copa de vino, tú serviste la mía.
Con pequeños sorbos sellamos nuestra tarde, en Buenos Aires.
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Libro: Penumbras en la oscuridad - editado por Tahiel Abril 2016
Dibujo: Héctor Álvarez(Bellas Artes)
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