Atardecer en tu piel







Atardecer en tu piel


Caminas descalza por el patio de la casa, mientras cuelgas la ropa recién lavada, con los brazos en alto.
El atardecer dibuja tu silueta en el suelo.
El horizonte te mira opacado, con envidia sana, de verte tan bella.

Tu cuerpo pide una pausa. Ya recostada en la cama, solo dejas la luz tenue de la lámpara de sal, a su costado queda la taza de té, agotada en tus labios.
En la penumbra, lucen desabrochados varios botones de tu camisa blanca, te sabes seductora, entonces con los ojos apenas cerrados tomas de manera natural una postura sensual, que inquieta pensamientos.
En la quietud de la habitación, apenas se nota el flujo de aire que bendice tu cuerpo.
Y tu merecido descanso restaura energías que creías perdida.

El ladrido del ovejero marca el fin del reposo, no esperas a nadie, sin embargo, el sonido del portón, anuncia la llegada de tu sonrisa.

Autor: Miguel Ángel Acuña Márquez - Vientoazul 




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