Miradas perdidas
Miradas
perdidas
Miradas perdidas
A veces, cuando el calor
no cesa
y la tormenta va creciendo
en lo alto del cielo,
mi mente vagabunda, me
transporta lejos,
muy lejos… en esos
remotos espacios de tiempo.
A veces me lleva a los
jardines de esa vieja casona,
que solíamos ver
caminando al pasar.
Pero ese día nos vio llegar, escapando de la lluvia
y sedientos de nosotros
mismos.
Tu saliste a tomar aire
y yo, a pasear el perro.
Atardecer de verano, justo
al lado de las rejas, derruidas por el tiempo,
junto al sótano, allí
casi olvidado por los hombres,
en ese pequeño resguardo,
bajo la saliente del techo,
nos tendimos en el suelo,
nos quitamos torpemente las prendas
y juramos amarnos, alli
bien cerca, junto a la llovizna,
dejamos mi impronta y tu
juventud.
Mientras la brisa crece y
tu mirada aún perdura en mis pupilas.
Allí, justo allí, mi
mente y mirada, aún están perdidas.
Y ahora el perro al
verme tan quieto, no para de ladrar.
♣
Autor:
Miguel Ángel Acuña Márquez – Vientoazul ©
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