Un último día
Un
último día
Siempre existe un último día para todo, y como tal, casi siempre lo ignoramos, hasta que remontando recuerdos se nos van revelando los secretos, como un ovillo de hilo que vamos devanando. Así van saliendo de la oscuridad los momentos relegados que quizás habíamos olvidado.
Decimos después de un breve diálogo: "Un día de estos tomamos un café y charlamos con más tiempo". Esto es igual a nunca; nos pasa frecuentemente, pero al no tener presente esos deseos se nos van olvidando, dejando el encuentro trunco. No digo que no sean sentidos, pero es lo que pasa.
Una última vez para:
- Abrazar a nuestros abuelos.
- Ver a nuestros padres, amigos y hermanos distantes.
- Realizar un viaje de placer con tu pareja.
- Un último café.
- Para olvidar viejos rencores.
- Ver un familiar entrañable.
- Recorrer el barrio de la niñez.
- Jugar a nuestro deporte favorito.
- Los alimentos que nos gustaban tanto.
- Caminar, correr, nadar.
La lista sería interminable; solo recuerda lo siguiente: Entonces ve, camina, corre, mira, perdona y abraza hoy a quien extrañas. Porque si no, posiblemente quede trunco en el tiempo...
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Autor: Miguel Ángel Acuña Márquez ©
Estas palabras vinieron a mi mente después de perder a mi hermano, de sesenta y nueve años, por una enfermedad terminal.
– Viento azul
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