Camila

 Camila


Camila

Uno no tiene idea de cómo se mueven los hilos del destino. Esto hace que, a veces, un simple pensamiento se cumpla o se instale en nuestra mente. Y lo que fue un hecho inocente se transforma en realidad, sacudiendo nuestra tranquila existencia para siempre.

Alfredo soñaba a menudo con un cambio radical en su vida. Esto venía ocurriendo cada vez con mayor frecuencia, incluso estando despierto. Una y otra vez proyectaba su imagen en los sueños, que más tarde tomaban forma en la realidad estando despierto.

En su mente crecía la imagen idealizada de Camila. Se preguntaba si sería amor instantáneo, ya que solo se habían cruzado en una ocasión. Una y otra vez la veía en sueños. Lo que era una fantasía empezó a tomar forma real en su mente, sin tener en cuenta que él amaba a su esposa.


Él quería escaparse con Camila, pero había un pequeño detalle: ambos eran casados. Ya no era capaz de distinguir lo real de lo imaginario. Comenzó a hablar en sus sueños.

A veces despertaba con sus manos tapándose los ojos con las palmas, y otras con dolores corporales, como si fuera un arco de cuerdas. Al abrir los párpados se encontraba totalmente arqueado. Creía estar perdiendo la razón.

Sin embargo, eran solo síntomas aislados. Sentía que su mente jugaba con él. Su mente no se detenía, y el destino tampoco. Las ideas locas eran pintadas con pinceladas que retaban su cordura.

Autor: Miguel Ángel Acuña Márquez- Viento azul ©



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