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Guía

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 GUÍA HOLA ¡BIENVENIDOS! TENER EN CUENTA: Detrás de cada imagen hay un Relato, Cuento o Poesía. Los dibujos se muestran con algúna descripción. En este Blog o en X Twitter  se pueden hacer comentarios respetando las buenas costumbres.  Con el USUARIO de Google  MUCHAS GRACIAS. ¡Gracias! Por leerme. Miguel.

El bote, el perro y el pescador

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  ◇ El bote, el perro y el pescador De aguas cristalinas y de orillas verdes, me invitabas a recorrerte y eso es precisamente lo que estaba por hacer antes de contemplar el viejo muelle y el río. Que tanto me vieron trabajar. Dejaba el bote meciéndose en la orilla, atado junto al muelle, los bultos estaban esparcidos esperándome. Cuando lograba acomodar todo en el bote, hacía subir a Fisho, mi ovejero, y comenzábamos nuestra jornada. Salir al alba era mi costumbre, para aprovechar mejor la marea alta. En las cercanías del antiguo atracadero, dejaba diariamente mi humilde casa, que algunos la llaman "La tapera del pescador", pero lejos de ofenderme, me pintaba como soy. Vivía de lo que me daba el río y de un pequeño retiro que me dejó mi padre. Los años pasan y al levantar la mirada a mi alrededor, veo que solo me queda Fisho. La vida austera se había tornado costumbre. Preparé con especial cuidado la línea, los anzuelos, revisé las cañas y los reeles. Busqué la carnada, el hi...

Solamente

Solamente Cuando te canses de mirar sin ser mirada. Cuando agotes tu energía amando sin ser amada. Cuando persigas un amor Sin alcanzarlo. Mira a quien te devuelve tus miradas. Alcanza a quien te espera. Recuerda a quien te sueña. Ama a quien te ama. Autor: Miguel Ángel Acuña (Viento azul)Todos los derechos reservados.

Caminantes sin destino

Caminantes sin destino   Caminantes sin destino. Autómatas de las madrugadas, miradas olvidadas, de intereses primarios, solo de supervivencia elemental. Ellos son los olvidados del camino, vidas falladas, perdidas, pero que aún respiran, aunque no son consultados, ni figuran en las agendas de nadie, caídos del sistema, no hay estadísticas que los contengan. Pareciera ser que ellos son los miserables nocturnos, algo así como si fueran ratas humanas. Pero son sólo hombres y mujeres olvidados por una sociedad en eterna crisis. Sistema despiadado que no contempla a los mayores que podrían trabajar, porque algunos están aptos, pero se cansaron de buscar y sus familias le soltaron la mano. Otros sufren en silencio, sus labios casi no intercambian palabras, de miradas esquivas. Otros hacen gestos como si su interlocutor aún estuviese presente. Los vemos a diario. A veces transportan bolsas con escaso valor, como cartones y trapos. Otros, en situaciones distintas, acuden a comedores com...

Carta a nuestra perra

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 ◇ Carta a nuestra perra Nuestra perra y mi alma estaban muy cerca, tan cerca la una de la otra, que parecían vibrar al unísono. Llegó a casa como un regalo para nuestra hija, pero pronto nos conquistó a todos. El amor no conoce de especies. Sintonía de las almas, de géneros distintos, unidas solo por amor, que lo sentimos así porque cuando la mirábamos, sus ojos brillaban. Hemos transitado muchos amaneceres de alegrías y tristezas verdaderas. Una noche, hasta pariste a nuestro lado. Nunca nos preguntó, a su manera, si la queríamos... Era natural que así fuera, sabía que era así porque jugábamos juntos. Estábamos siempre uno al lado del otro, sin dudarlo. ¿Cómo sabe uno que por las venas le corre sangre? Aunque no la vea, uno sabe que está allí. Recuerdo cuando regaba las plantas o debía usar la manguera de la terraza para limpiarla; ella lo intuía porque subía a toda carrera para batallar en dos patas, saltando y mordiendo la lluvia del pico. Qué feliz la hacía eso. Sus ocurrencia...

La araña

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La araña   ◇ La araña  (una compañía impensable) Una pequeña historia de la vida cotidiana: hace ya mucho tiempo, una vez durante el verano, estábamos trabajando en el centro de cómputos de una conocida acería, en un séptimo piso, y se cortó la luz. En ese entonces no había grupos electrógenos ni celulares. Llovía muchísimo. Sin nada que hacer y apenas con la luz de la calle, tuve el privilegio de ser el único espectador, a través de la ventana, y vi cómo construía su tela de araña. El tamaño de este simpático bicho era de apenas dos milímetros y era de color blanco. Siempre creí que las arañas eran un poco mágicas. Las bocanadas de humo marcaban mi letargo. Ella daba vueltas en derredor de círculos concéntricos, a su propio ritmo. Otro dato de esa noche: mi compañero Francisco G. habló toda la noche por teléfono con su novia. Después de eso, se casaron. Era una persona que gustaba llevar la contra solo para divertirse. Con lo cual, a veces lograba sacarme de mis cabales. D...